martes, 23 de septiembre de 2014

UNA HISTORIA VERDADERA

UNA HISTORIA



Ana, mujer de cuarenta años, estaba destrozada luego de enterarse que su hijo estaba enfermo de un mal desconocido. Había visitado clínicas, hospitales, centros de salud, doctores, naturópatas prestigiosos, y muchos otros lugares más. La enfermedad no cedía.
Cuando llegó a visitarme a mi Clínica del Alma, parecía alguien mucho mayor de lo que era. Tres años habían pasado en su lucha constante contra la enfermedad de su hijo, quien padecía un fuerte dolor de cabeza, insomnio, inapetencia y frío corporal. Eduardo, que así se llamaba el hijo de Ana, era un joven de apenas 21 años y tuvo que abandonar sus estudios de ingeniería por el mal que sufría. Era un cuadro desesperanzador.
Puse todo mi empeño en la búsqueda de las causas de la enfermedad de Eduardo. Para ello, conversé largamente con Ana, su madre, y ella me refirió la historia trágica de su matrimonio: su esposo murió en un accidente de tránsito cuando el joven hijo apenas contaba con tres años de edad. El aciago percance de su esposo la enemistó con doña Mónica, abuela del enfermo Eduardo y madre del difunto. La suegra culpaba a Ana por lo sucedido a su hijo. Argumentaba la suegra que su nuera Ana tenía un romance con el jefe de su hijo y que este fue el motivo por el cual había procurado el mal para su hijo. Entre las suposiciones de Ana estaba la de que su suegra había le hecho un daño o brujería a ella y que dicho mal era la causa de la enfermedad de Eduardo. así las cosas me dispuse a consultar a los ángeles para saber lo que sucedía.
Hice una carta natal para Ana, otra para Eduardo y una tercera para el difunto esposo. Además, tomé el tarot de los ángeles y tiré las cartas con el fin de conocer el pasado, presente y futuro de Ana y su hijo. Cuál no sería mi sorpresa al enterarme que los temores de Ana eran ciertos; era su suegra quien había visitado a una señora experta en magia negra, y la bruja le hizo el hechizo para enfermar a Ana, hechizo que no cayó en el cuerpo de la madre sino en el cuerpo del hijo. Era por eso que Eduardo estaba enfermo. Cuando la enfermedad de una persona es un embrujo, la medicina tradicional y la medicina botánica no pueden ayudar al enfermo, y se hace necesario hacer rogativas, oraciones, baños de hierbas, sahumerios, usar amuletos y sacar el daño del cuerpo de la o las personas enfermas.
Esto fue lo que hice y afortunadamente la salud de Eduardo ahora es perfecta, la salud de Ana es igualmente buena, ella se volvió a enamorar y se casó, y el mal se alejó de su hogar. En cuanto a la suegra, confesó sus intenciones y ahora son amigos. Todo gracias al tarot de los ángeles, a la astrología y a la magia blanca que usé para ayudar a Ana y a su hijo Eduardo.    

YENI LAY



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